martes, 22 de junio de 2010

EL VIAJE. Empezamos a volar.



COSTA RICA


  Punto de partida:

San José de Costa Rica (1-10-2009-14-01-2010)

De Argentina aterrizamos en San José. Un grupo de amigos que Luciano había hecho en su viaje anterior nos esperaba: nos recibieron con mucha alegría, con cantos y hasta coreografías. Cada uno de ellos -de una o de otra forma- formaría parte significativamente de nuestras vidas.

En San José vivimos 3 meses y tuvimos 3 casas (en Escazú- no es San José, es cerca- San Pedro y La Sabana). Luciano trabajó bastante (en la Casa Figueres Ferrer, el Centro Cultural Español, el Primer Encuentro Internacional de Payasos organizado en este mismo establecimiento, la UCR de San José, la Universidad de Heredia y otros lugares y eventos) y yo estudié con Fernando Franco para seguir preparándome en cuentería y participé en algunos espacios (invitada de Taforem, con Narrarte en la UCR de San José y en colegios de Escazú, con los chicos de Hora Cero en Arco Iris y en la Figueres Ferrer). Conocimos a mucha gente nueva y establecimos relaciones ricas a nivel humano, a través de las que aprendimos mucho de otros y de nosotros mismos.

Mientras tanto, Nahuel seguía creciendo maravilloso, mágico, adaptándose al cambio de una manera envidiable. Dejó los pañales diurnos , aprendió a pedir para ir al baño y desarrolló aún más su sentido musical ya que vivimos un mes en casa de Jano, un amigo cuya casa está invadida por instrumentos musicales que no descansan. Además, incorporó al payaso a su vida como nuca, porque casi todos los días veía a un grupo de 6 o 7 personas (incluido su papá, por supuesto) ponerse la nariz roja y ensayar...Vivió naturalmente en un mudo mágico de niños grandes, donde vivenció y absorbió principios del universo del payaso por los que seguirá transitando al menos gran parte de su vida.
Experimentó la extraña y casi traumática sensación de ver a su mamá en escena contando cuentos a otras personas distintas a él (hubo que sacarlo varias veces fuera de la sala y...en una ocasión casi hizo arrestar a su papá, porque al grito de “ma-mááá ...ma-mááá” despertó la inquietud de la policía que sometió a un padre barbudo, pelilargo y encima indocumentado a un interrogatorio poco convincente, ya que la mamá debió salir del ensayo para confirmar que todo estaba bien y que, en efecto, era el padre de ese niño llorón). Entonces empezaron cuidadosas y reiteradas lecciones de “cómo ser hijo y buen público al mismo tiempo” que dieron muy buenos frutos, ya que despertó aún más su instinto creador y los ensayos pasaron a dividirse entre tres artistas: un payaso, una cuentera y un ecléctico, virtuoso y natural improvisador de un arte conectado con los orígenes, con el principio creador, que enriqueció enormemente a los otros dos, espectadores sumisos y admirados.



Momentos en San José







Viajes previos. Primera vez para Nahuel en el mar.







Al fin...la ruta (14-01-2010)


El 14 de enero del 2010...la ruta. Curiosidad, expectativa, emoción silenciada, introspectiva, ansiedades...Cada uno lo vivió a su manera, los sentimientos no se parecen porque las experiencias son distintas, pero existían las mismas ganas, la fuerza, conexión, empuje, compañerismo, confianza y otras etcéteras.

Tomamos la autopista que nos sacaba de San José y cómodamente llegamos a ciudad Colón donde empezaron las cuestas largas...El desafío era grande, conectar cuerpo y espíritu no es tan simple como parece y cualquier flaqueza en la convicción o la confianza impactaba de manera directa en la resistencia física. Había que reconciliarse con todos los preconceptos y las imágenes que teníamos de nosotros mismos para que todo fluya armónicamente y en el mismo sentido. Entendimos que ése era el trabajo más arduo: si el músculo de la fe era el más flácido, ningún entrenamiento corporal bastaría. Empezamos, entonces, a ejercitar la fuerza de la alegría, la determinación, la seguridad interior, el agradecimiento, y los resultados se empezaron a notar de manera inmediata.

El primer día optamos por descansar en un rancho de chapas sin puertas ni ventanas que encontramos al borde de la carretera habitado por insectos, pájaros y las vacas de Don Víctor...La vista era preciosa, Nahuel estaba excitado, desbordaba de energía. Nosotros estábamos destrozados por la misma excitación más el pedaleo, pero padres se es todo el día... de modo que jugamos a la pelota, corrimos, buscamos bichos y caminamos disfrutando el paisaje...Estábamos felices y los mates a la sombra nunca tuvieron mejor sabor.

Finalmente la tan esperada travesía había dejado de ser imaginaria para empezar a sentirse en el cuerpo, el alma y todos los sentidos...Con cada pedaleo empezábamos a escribir una nueva historia...





Puriscal, Turrubares (15/16/17-01-2010)

El segundo día llegamos a Puriscal. El camino seguía cuesta arriba y la confianza, también. Una familia nos paró en la calle y nos ofreció ir a su casa a cenar y pasar la noche. Los seguimos sin salir de nuestro asombro. La familia Arias fue muy hospitalaria con nosotros: nuestros primeros ángeles del camino. Nos habían visto en un reportaje en la tele (que no sabíamos que existía)...a la gente la tv le inspira confianza...así que aprovechamos (en el buen sentido de la palabra) esta “garantía de buena gente” y lo pasamos muy bien.

Observábamos cómo Nahuel los aceptaba de manera inmediata y se involucraba afectivamente con estos nuevos e inesperados amigos. Era una buena señal. Confiábamos en que nuestro verdadero angelito del camino entendería de qué se trataba todo esto y nos sorprendió percibir que ya lo sabía, desde mucho antes que nosotros. El camino se abría aún más iluminado.

Al día siguiente no pudimos subir a las bicicletas porque nuestros cuerpos no resistieron el cálido pero pesado desayuno tico: huevos fritos, frijoles fritos, plátanos fritos, salchichón, café con leche y otras delicias no aptas para ciclistas. Se nos hicieron las 8 y el sol castigaba...como nuestro sentido del tiempo estaba empezando a cambiar, decidimos que nada nos obligada a seguir ese día y buscamos a don Eladio Jiménez que nos había ofrecido un espacio saliendo de la ciudad, ahí nos quedamos. Dedicamos la tarde a conectarnos con la naturaleza y compartir de manera más íntima y en familia esta experiencia que nos sacudía.

A la mañana siguiente seguimos para Turrubares. En el camino nos cruzamos con un grupo de 8 motoqueros que nos saludaron a su paso mientras solucionábamos la primera pinchadura y más adelante nos estaban esperando: nos hicieron señas desde una soda para invitarnos a desayunar. Este grupo de hombres amigos dedicaba un domingo al mes para salir a hacer kilómetros en moto simplemente por el placer de desplazarse en ese vehículo. Otra manera distinta de viajar, muy diferente a la nuestra, pero nos acercó el sentimiento mutuo de solidaridad viajera.

En Turrubares y Orotina paramos en la policía. En Costa Rica encontramos una policía diferente de la que estamos acostumbrados en nuestro país. Varias veces fue la única institución que nos dio una mano y tuvimos el costoso trabajo de hacer que en cierta medida nuestros prejuicios se corrieran un poquito y nos dejaran al menos reconocer este hecho: no nos negaron un espacio para dormir (excepto en San Francisco de Coyote) como sí lo hicieron bomberos (excepto en Liberia), la Cruz Roja (excepto en Santa Cruz) y la iglesia (excepto en ninguna parte).

Vista del Alto y fiestas patronales en Turrubares

Playa Herradura, Jacó, Ceiba (18-01 al 7-02-2010)

Pasamos por Orotina y el próximo destino fue Playa Herradura. Un justo premio a tanto desgaste: la bajada a la playa nos reconfortó y festejamos con una increíble puesta de sol la sensación de haber cumplido con la primera meta.

Aunque en realidad las metas nos las proponemos todos los días, cada una a su debido tiempo: se trata de avanzar hasta donde lo decidan las ganas, la curiosidad, el deseo y Nahuel, por supuesto. Él ya era uno con el viaje, el camino y las bicicletas, emocionaba ver su alegría sincera cada vez que anunciábamos “¡A seguir viaje!”. Él es el motor que nos impulsa a seguir camino, es la verdadera energía. Se maravilla a cada paso y demuestra la fuerza de un guerrero, no desfallece ante el calor, las horas de viaje ni el ritmo de la marcha...

En Herradura pensábamos parar una noche pero conocimos a tres familias que se habían instalado hasta con cocina a gas y...nos dejamos adoptar. Conocimos mucha generosidad desinteresada: la familia Porras-Dávila tenía siempre la mano extendida con gallo pinto, café por la mañana y pescado frito por las noches. Nahuel disfrutó con seis niños de diversas edades que lo cuidaban como si fuera el hermanito menor. El arrullo de las olas nocturnas y el encanto del atardecer en el Pacífico nos atrapó, vivimos -literalmente- sobre la arena durante 7 días maravillosos.

Después de una semana decidimos pedalear 4 km más hasta Jacó para participar del Festival de Artes 2010 organizado por Hugo, Anahí, entre otros. Son amigos argentinos que hace 7 años que viven allí y, aunque esa ciudad no les pertenece originariamente, sienten la inquietud de darle una identidad cultural a un lugar que han visto cambiar a una velocidad vertiginosa ante el desconcierto y el dolor del lugareño. Jacó es una ciudad que en poco tiempo fue trasformada -arrasada- por el turismo.

Disfrutamos del mar todos los días, las olas seguían siendo nuestra música de fondo ya que vivíamos a 50 metros de la playa. Nahuel iba convirtiéndose en pez, las escamas comenzaron a surcarle la piel...
Participamos del festival del 29 al 31 de enero y así nació la Compañía Tricletas (aún sin nombre en ese momento): por primera vez compartimos escenario Luciano y yo. Nahuel comenzaba a aceptar el hecho y sólo manifestaba el reclamo ensuciando sus pañales nocturnos 2 minutos antes de salir a escena...

De Jacó nos encaminamos a Puntarenas pasando por Ceiba, un pueblito de unas 2 cuadras de largo, donde nos hospedó Víctor Salazar Porras y su familia. Este señor, un policía retirado, vivía en lo que había sido la estación de policía y parada del tren que hacía 6 meses había dejado de circular. Como llegamos el día de las elecciones presidenciales, ligamos un plato de comida pagado por la que en horas se convertiría en la señora presidente de Costa Rica, Laura Chinchilla.

Fue muy difícil para mí comprender la relación entre hombres y mujeres ya que nosotras somos borradas del mapa en diversas ocasiones, a veces por machismo, otras por respeto...al “macho”. En reiteradas ocasiones los hombres saludaban a mi compañero y ni me volteaban a ver, dejándome con la mano extendida o con mi saludo desvaneciéndose en el aire. Acto seguido, estallaba en colores y chisporroteos de cólera.
Esas situaciones se repetían sobre todo el el campo. Una vez, estábamos sudando la gota gorda en una cuesta que debíamos subir caminando a paso de hombre cansado (porque apenitas avanzábamos), íbamos parando cada 20 mts porque era realmente empinada y llegamos hasta donde había 7 hombres trabajando en la ruta que... se quedaron mirando...No sólo eso, empezaron a caminar atrás nuestro ...un largo trecho siguiéndonos... no entendíamos qué pasaba, ¡no necesitábamos guardaespaldas sino brazos que nos ayudaran a empujar la carga! Cuando uno de ellos, con cierta timidez se adelantó y pidió permiso a Luciano para ayudarme a empujar la bici, comprendimos que era “respeto” o algo así. Desde ese momento empezamos a interpretar desde otro lugar la “invisibilidad” en el que las mujeres éramos sumergidas, pero creo que hay cuestiones de género mucho más fuertes que no llegamos a detectar.

A la gente en general le cuesta aceptar que simplemente viajamos en bici y que tal vez pensamos algo diferente.
Un señor que nos paró en el camino para ofrecernos generosa y desinteresadamente un lugar donde poner la carpa, se acercó varias veces hasta nosotros para interrogarnos y exponernos sus conclusiones al tratar de encasillarnos en alguna categoría. La conclusión final fue la siguiente:
“Si no son gitanos, entonces la única razón de vivir así es que huyen de familias disfuncionales...”
Cuando preguntamos a qué se refería, dijo:
“Huyen de la droga o el maltrato en su familia. No hay otra forma para que viajen así”.
Se desilusionó cuando le dijimos que no era ese el motivo y nos vimos en la estúpida situación de querer convencerlo que veníamos de familias bien constituidas, que nuestros padres hacía como 40 años que estaban juntos y que éramos unidos y...y...Cuando nos escuchamos decir tantas bobadas dejamos de hablar y nos arrepentimos de no haberle dicho que tenía razón.

La cuestión religiosa puede ser determinante en una relación, hubo quienes nos preguntaban si éramos católicos o creíamos en Dios sin dejar margen a una respuesta negativa. La mayoría espera que justifiquemos nuestras andanzas con el cumplimiento de una promesa o una penitencia.

Cómo explicar la fuerza de un sueño, la fe ciega en que nada es imposible. Cómo evitar los oídos incrédulos al hablar del mensaje de amor, libertad y vida que queremos transmitir a nuestro hijo. Cómo no ser mirados como extraños cuando decimos que es la manera que encontramos para estar con nuestro pequeño las 24 horas sin educadores intermediarios. Cómo convencer a la gente de nuestra enorme riqueza inmaterial...

Montezuma (10 al 24 -02-2010)


Desde la ciudad de Cóbano empezó el ripio: 7km hasta Montezuma. La llegada fue una tortura, ya que el camino era realmente intransitable, las bajadas y subidas pronunciadas y con piedra suelta hubo que bajarlas a paso de tortuga, cada bici la movimos de a dos. Las puteadas iban en aumento porque este pueblo tiene mucha guita, está poblado por gringos y europeos y todo es demasiado caro, viven pensando en cómo desplumar al turista, así que el que tengan unos caminos de acceso en esas condiciones es vergonzoso... La primera impresión no fue muy grata porque no era la Costa Rica que buscábamos sino un conjunto de negocios, restaurantes y casas de souvenirs para extranjeros, pero ya estábamos advertidos acerca de eso así que ...”a llorar al campito”.

Después de dar algunas vueltas terminamos en el camping de Pato, en la playa, un lugar donde viven artesanos durante la temporada y algunos de manera permanente. Tuvimos que pagar por primera vez en viaje pero por suerte pegamos onda y el lugar era muy tranqui y hermoso, así que dolió menos. El único cuidado que debíamos tener era de no dejar nada al alcance de los monos carablancas que son unos ladrones, las ardillas que escupían desde las palmeras, los cangrejitos que invadían las carpas y las iguanas que no hacían nada...por suerte. Nadábamos entre peces y vivíamos entre bichitos de los más simpáticos. Nahuel estaba fascinado y el mar se hizo,definitivamente, su hábitat natural, no demostraba el mínimo temor a las olas que lo envolvían y arrastraban una y otra vez, mientras no dejaba de hacer escándalos cuando intentábamos lavarle la cabeza en el baño.

A los 2 días de llegados, Luciano se fue una semana a San José por trabajo. Nahuel y yo descansamos de los días de pedaleo y lo pasamos bomba, con una sobredosis sana de madre-hijo. El gordo fue muy compinche, me ayudaba en todo: juntábamos leña, prendíamos el fuego, hacíamos los mandados, cocinábamos, todo de a dos. Hicimos varios amigos y él era reclamado en el camping por los cuatro costados: juntaba las hojas que ensuciaban el camping con uno, salía a caminar con otro, tocaba tambores con otro, conversaba, compartía almuerzos y cenas de fogón con todos.
Las caminatas por el bosque eran purificadoras, íbamos persiguiendo monos e iguanas, convirtiendo palos en barcos, barcos en vacas, vacas en pájaros y pájaros en espuma. Visitamos reiteradas veces un río que desemboca en la playa, nadamos entre peces y nos divertimos a lo grande mientras extrañábamos mucho a Luciano. Cuando regresó, cargado de cosas y regalos para Nahuel fue genial, porque 6 días de separación habían sido demasiados.

Después de varios intentos frustrados para hacer funciones en Montezuma, seguimos camino. Pero no sin antes tirar la última carta con la música: Luciano tocó la armónica en una pizzería de argentinos y el violín en la calle junto a los artesanos. Ambas experiencias nos dejaron en claro que aunque la gente disfrutó de ese arte no consideraba necesaria una retribución económica, la mayoría es capaz de pagar muchos dólares por un masaje o una experiencia “chamánico-mística” pero nada por una caricia que apunta directamente al corazón. Pero como para nosotros el arte es una manera pura de expresarnos y de dar, poco importó ese maltrato: nos regalamos en familia notas y sonrisas, silencios respetuosos y aplausos cariñosos. Nos acompañamos concentrados en aunar las fuerzas que nos conectan para seguir abriéndonos, maravillados, el camino. Nuestro sueño se fortalecía y resignificaba con cada pedaleo.

Salimos de esa playa no sin esfuerzo: primero porque costó que los nuevos amigos nos dejaran ir, después porque tuvimos que subir (a pie) varias cuestas muy empinadas (aunque cortas, por suerte). Tardamos un par de horas sólo para eso. Cuando eso pasa no avanzamos pero nos agotamos, porque el sol nos sofoca rápido. Al mediodía empezamos a buscar lugar donde parar.

Fuimos al colegio de San Isidro y nos cerraron las puertas sin disimulo, docentes y padres. Cuanto más pequeño es el pueblo se sienten más los prejuicios y temores de la gente que no comprende por qué...todo: la bici, el trabajo, el nomadismo, el trueque, la carpa, la pinta, el viaje, el niño...etc. Nos han dicho que está “mal visto” vivir “así”, no saben de qué se trata pero sacan conclusiones de los “porqué”. En esos pueblitos la gente se cierra por “el qué dirán” y por el “por las dudas”: en ese momento dejan de predicar olvidando cualquier ley divina de solidaridad hacia el prójimo, pero el universo se encarga de que siempre haya alguien dispuesto a dar desinteresadamente, sólo hay que afinar la puntería para dar con él.


Camino a Montezuma: Puerto Paquera y Playa Tambor
Descansos y acrobacia en el río.





 Playa Montezuma
Santa Teresa (25 al 28-02-2010)

Llegamos a Santa Teresa, ciudad playera, turística, de surf...Detrás de la frivolidad hay un mundo auténtico al que tuvimos la suerte de asomarnos de la mano de Minor y Milena (dos luchadores de la educación de quienes hablamos en “Función en Santa Teresa”).

Estuvimos recorriendo esta ciudad de punta a punta intentando conseguir un hospedaje alternativo al que se le da al gringo en cabinas rodeadas de una onda ecológico-mística que no es accesible a nuestro bolsillo. Los campings no existen y la gente a la que acudimos se excusó de mil maneras llorando una crisis que no veíamos, culpando de eso al gringo al que despluman y rodeados de lujos que celan con un egoísmo inquebrantable...

Sentados en la playa junto a las bicis disfrutábamos de un pic-nic mientras reflexionábamos acerca del error de querer forzar nuestra suerte. Concluimos que debíamos pagar costos injustos por estar entre gente mezquina y rodeada de riquezas, y dejar fluir...De pronto, un húngaro mayor, de pelo largo y tatuado por donde lo miráramos, nos pidió permiso en un costoso español para sacarnos una foto, mientras repetía emocionado: “A mi mamá le va a gustar”. Entre las risas al ver a aquél grandote tatuado pelilargo, tan lejos de su país y pensando en su mamá, se nos fue alejando el enojo...El húngaro se fue pronto, pero regresó en el momento menos pensado para agradecernos la foto con un billete por el valor exacto de lo que salía una noche en una cabina de Santa Teresa...Esta vez el ángel tenía tatuajes y arrugas...





Seguimos hasta el río Ario, donde acampamos solos y felices, después de atravesar kilómetros de playa junto al mar, escapando de un supuesto Tsunami que estaba pronosticado (huellas paranoides por el ocurrido en Chile, que ignorábamos hasta el momento). Esa noche sólo debimos espantar en varias oportunidades a 6 caballos que galopaban alrededor de nuestra tienda y no nos dejaban dormir muy bien. nos estaban dando, tal vez, la bienvenida.  La naturaleza nos rodeaba y protegía, generosa, recibiéndonos abierta y dando a manos llenas.